martes, 21 de febrero de 2012

Los Ex y luego las hormigas.


No puedo hablar de amor y acobardarme cuando es tan necesario hablar del desamor. No puedo no contarles que el desamor no me parece mal cuando está hecho para encontrar al amor real, no puedo dejar de mencionar que me parece una buena forma de escapar del amor fatal. 
Y no es que piense que no duele, sí que duele el termino de las manitos juntas, duele cuando se acaban los cariños que erizan pelo y ese preciso momento en donde la fealdad, la comida y la tele se apodera de ti. Pero y por el contrario de lo que enseña el corazón, si la cosa es solo ego, esa misma noche volverás a ponerte perfume por primera vez, y es que no es tan grave separarse de quien nunca fue tuyo, lo grave es no darse cuenta y esperar que vuelva volando, y es que los humanos no vuelan.

No puedo no decirles que le temo mucho al despecho, pero que lo respeto en su justa medida. 
Que por despecho se ama, se odia, se grita y se vuelve a amar. Que por despecho se emborracha, se acuesta en cama ajena y a la mañana siguiente se llora con pena. 
Que por despecho nos convertimos en el antagonista del amor y del idiota que se ponga en el camino. 

Hoy no dejaré de decirles que el desamor es parte de la vida y que como todo en esta vida, pasa por algo, algo bueno, algo malvado o algo que se devuelve según algunos. Es necesario que les cuente que no creo en los clavos del día después pero tampoco en los muertos vivientes, porque un ex es un ex y si no se aprende de eso jamás nos daremos  la oportunidad de disfrutar de las hormigas mutantes que habitan la panza cuando encuentras a tu próximo ex. 
(siempre es un próximo ex, con excepción de esos que pareces conocer hace "la otra vida")



The Vaccines- Post Break-Up Sex

jueves, 16 de febrero de 2012

Un lago inundado de mar


A pocos días de autos con bocina y a muchas gotas de sur caído, vuelvo a sentirme como niña de orfanato. Es una simple desesperanza llena de esperanza, el encanto de un lago que parece mar y de una casa que pareciera que nos merece.
En el sur la magia si que es mágica, y no es que la gente camine sobre el agua tipo "Dark Angel", más bien se hunden en ella por las lluvias que parecieran ser de mayo y son tan típicas de finales de enero; donde los días se vuelven a limpiar para recibir a los turistas de febrero.
Echo demenos el lunar de un mozuelo y me duermo de tanto pestañear de sueño. Desde mi ventana no veo más que agua e imágenes de mi supuesto futuro, y es que me siento como Papelucho, flaco y somnoliento, débil fuera de su cuerpo pero fuerte en sus dibujos mentales llenos de pájaros con ruedas y Ovnis submarinos.
Tengo un sombrero que no he usado y una playa que se burla de nuestras ganas de piqueros, pero no me quejo, no me quejo de las vagas reflexiones, de la cocina a leña y del juego "palitos chinos", no me quejo de oler a mi familia.
(por contarles una de las formas que tengo para reconocer a los mas míos; con perfume o sin, siempre sé que son míos).
No me quejo de buscar el relajo en el cariño de los brazos y del lago que entra tanto en mis ojos que me los moja. Me parece que comer sopaipillas en verano está bien, está bien tener frío de vez en cuando porque es la única forma de acordarse de que es lo que te abriga.
Me gusta el sur de inviernos veraniegos y me gustan los verdes que se ven por acá, porque no están en la paleta de colores de mi computador.
Mi Mamá sigue leyendo "La suma de los días" como un dejavu y de vez en cuando vigila al cielo pidiéndoles que se abra, y es que a mi Mamá le gustan los días lindos como a todas las Mamás.
Pienso que al final de la tarde los árboles se aterrorizaran con el olor a leña quemada y finalmente un árbol fornido y juvenil le dirá al cielo que se abra porque no quiere convertirse en leña rumiante, aunque si esta fábula no funciona seguiremos siendo felices con las luces tenues, los parajes que pocos verán, el pancito con palta del que me acuerdo a las 6 de la tarde y el aire que te acaricia el pelo y mágicamente te lo "principesca".
Dicen que mañana sale el sol y yo voy a echar mucho demenos la lluvia, pero jamás le pondré mala cara al lago cuando por fin pueda tocar sus piedritas y sienta nuevamente el nervio de pisar una estrella de mar.

jueves, 9 de febrero de 2012

I belive in love

Creo en los besos que enamoran y en los que te destruyen las expectativas. Creo en los amores de rincones y en los de años. Creo en las arrugas compartidas y en las muertes súbitas. Creo en los que dicen que el amor es algo que secreta el cerebro y en los que no tienes cerebro cuando se enamoran. Creo en las flores de primavera y en las de genero no creo mucho. No creo en las manos juntas por conveniencia ni por pena. Creo en los impulsos de cariño y en los abrazos buscados en la noche. Creo en las miradas de discotec y en los brillos de los ojos. Creo cuando nisiquiera creía. Creo en las rodillas que tiemblan y creo que hay que darse cuenta cuando dejan de temblar. Creo en el amor que se profesa en una cárcel, más no creo en el amor de Reality. Creo en los trasnoches eternos, en el amor a la boca y en el desamor de ropa. Creo en la parálisis del tiempo y en el tiempo que algunos se toman. Creo en las canciones que nos lo traen a la panza. Creo en buscar su perfume en alguien más. Creo en el despecho y en el afán de que esté. Creo en las llamadas perdidas y en los mensajes sin contestar. Creo en la simpleza tan grande de los ojos y en horror de ya no reconocerse en ellos. Creo en las lenguas y en las patitas. Creo en los abrazos majaderos y en el último abrazo. Creo en el amor a los 10 años. Creo en el puzzle de los cuerpos y en las piezas correctas. Creo en la búsqueda de la flor de los 7 colores y en la princesa que duerme sin envejecer. Creo en el sexo y en el amorsex. No creo en los amantes de turno pero si creo en el amante que se convierte en amor. Creo en los labios que calzan y los amores que descansan. Creo en los eternos platónicos y en Platón cuando dijo "La mayor declaración de amor es la que no se hace; el hombre que siente mucho, habla poco"