miércoles, 7 de marzo de 2012

Una mujer pierde a un hombre y un hombre busca una mujer.


Una tina que termina con dedos de vieja, me hizo acordarme de la espera en un banco y el llanto luego de su NO llegada, me hizo acordarme del buzón de voz que me condenaba a una muerte en vela y a un par de gritoneos que solo tienen que ver con orgullo. 
Porque cuando una mujer pierde a un hombre, la memoria es cruel y nos hace zancadillas cada vez que nos pilla mirando techos. Cuando hacemos como que trabajamos y en lo único que pensamos es en el imposible de no ver más su tatuaje detrás de la oreja o sus calzoncillos, que en otra ocasión nos matarían las pasiones. 
Me aterra perder a alguien y no solo por el sentimiento sino también por los olores, pieles, cariños y voces, me aterra pensar en el despertar desolada y los sueños traumáticos.
Me culpo con la mano en el pecho de la perdida total de la decencia y de la ganancia de mucho maquillaje para salir con amigas, por las bajadas de velocidad en la esquina de su casa y los acurrucos en la cama de los papás si la cosa es del tipo serio, por las encuestas de ¿tú creí que me llame? o los movimientos de teleserie por la calle. 

Mis hermanas suelen reírse de mi absoluto masoquismo con las almohadas y las canciones, y es que no concibo una pérdida sin un llanto en la almohada, almohada que por supuesto luego no podré usar porque resulta ser un mar de lágrimas saladas. 
Las perdidas son así y casi siempre viene con "el catador", ese que espera el momento para probar, ese que por la amiga de una amiga supo que terminaste y cual viuda alcohólica te paseas por la fiesta.
Ahí está con su mejor pinta y su cara de pena falsa, esperando que se te rompa el taco o se te caiga una lágrima entre vodka y vodka, ahí está para entrar con una frase que contenga la palabra “sentimientos” y hasta para limpiarte el rímel corrido. Y es que no son personajes malos, más bien llegaron tarde a la repartición de capas y les toco la del sub príncipe que busca su chance, la chance de que lo miremos como el clavo de oro que podría sacarnos de la cabeza al que aún creemos será el padre de nuestros hijos.

El sub principe pone sus cartas en la mesa e incluso puede desabotonarte,  dependiendo claro está, de cuanto más malo que nuestro ex él pueda ser..

2 comentarios:

Negra dijo...

Que cierto!
Porque las minas somos así??? Lloronas, trágicas,teatreras, sin canción cebolla el sufrimiento no es el mismo!
Jajaja que bueno saber que no soy la única!

LeoB dijo...

acabo de perder a mi mujer y toy muy bajoneado. Leyendo tu texto me sacaste una pequeña sonrisa porque me senti un poco representado en el. Espero que el tiempo haga su trabajo.
saludos y un abrazo