lunes, 26 de septiembre de 2011

Si se acaba el mundo, debo decir que fui feliz y punto.



Y si mañana se acaba el mundo hoy voy a caminar con más ganas, con zapatillas rojas de lona y con más viento en la cara. Y si mañana se acaba el mundo no me meto en un bunker ni cagando,  porque si ustedes no están yo tampoco quiero. 
Si mañana se acaba el mundo debo decir que la vida que se hace de momentos es la más larga, la vida que se nace y se muere de risa. Debo decir que si mañana acabara este mundo no lo merecemos pero quizás lo buscamos. Si mañana se acaba el mundo hoy voy a andar menos en metro y voy a cantarle cumpleaños feliz a una amiga. Si mañana se acaba el mundo me molesta profundamente no haber tenido hijos y es cuando me doy cuenta que es mentira, porque yo sé como van a ser mis hijos. Si mañana se acaba el mundo ojalá me toque el mismo cielo que a ti y que a Martín. Si mañana se acaba el mundo tengo que decir que los quiero y si no se acaba también. 

Si mañana se acaba el mundo hoy me escapo de mi casa, aprendo a andar en skate, me pongo tanga, me dejo de quejar, bailo como los wachiturros, como churros y me fumo un puro. Si mañana se acaba el mundo me acuerdo de la risa de cada uno de mis amigos, imito sus bailes y hablo más de las cosas raras que hace mi Papá. Si mañana se acaba el mundo que me pique una abeja y que no se muera. Si mañana se acaba el mundo me acuerdo de chica y del cementerio de moscas, de las ciruelas con sal y del naranjo, de la cabeza gigante de mi hermano y de mi abuela en el sillón de mimbre verde debajo del manzano. 
Si se acaba el mundo me simplifico y me acuerdo del olor a mermelada de la olla gigante, de los conejos que perdí, de los patos que mi hermana apretó y del pollo chantecler, de la banda con tarros de milo y de mi perra laika. Si se acaba el mundo doy gracias por no tener una vida perfecta y por descubrir que la vida no es un cúmulo de años es un cúmulo de manos saludando, de niños sin dientes, de lágrimas en la manga del polerón, de rodillas raspadas, de ratones de dientes, conejos con huevos y viejos pascueros. De amores, odios, muertes, de esas cosas que te dan vida y te roban el alma, de comida, de ronquidos de viejos en un bus, de zapatos de colegio y zapatos de señora, de olor a Mamá, de gente buena, mala y malabuena, de revistas viejas de peluquería, de niños con la cara sucia, de pobres, de ricos, de ricos más pobres que los pobres, de sauces y de flores. 
Si se acaba el mundo, debo decir que fui feliz y punto.

jueves, 8 de septiembre de 2011

humano muere

Estaba viendo un video de Michael Jackson y me impresionaba con sus baile, siempre me impresiono con sus bailes. Mientras lo miraba y me producía un (este weon era un genio), me ponía a pensar en una sutil teoría. ¿Qué pasa si el mundo de los muertos no es el mundo de los muertos sino que es el mundo de los más vivos? de los mejores de todos, de la nueva especie humana. 
Qué pasa si los que han venido muriendo, que da la casualidad que son casi todos buenos, menos Osama, están ahí. 
Qué pasa si Martín también es parte de ese mundo, un mundo donde la gente es más buena, más solidaria, más humana, más real. Sería una real ironía, los muertos son más humanos que los humanos. 
La gente muere y la que queda no deja de hablar de lo buenos que son, de lo genios que eran. 
Los del avión todos buenos, pero buenos, gente que no se merecia morir dicen algunos. Y qué pasa si no murieron y nacieron en un mundo mejor. 
Es raro pensar que acá estamos mejor que en otra parte, es raro aferrarse a la vida así. No sería mejor vivir cada momento sin chistar porque estamos de paso, no sería mejor decir te quiero 85 veces al día y abrir más los ojos, no sería mejor alejarse de quien no te hace bien y de aquel que vela por la felicidad, pero la felicidad propia solamente, no sería mejor atreverte a sacar a bailar al de camisa, no sería mejor enamorarse de alguien que admires, no sería mejor ser alguien que no sabe más de lo que sabe porque aún no lo vive, no sería mejor llamar a tu abuela para decirle que te encantan sus sopaipillas?

jueves, 1 de septiembre de 2011

Ya hace más calor.

Entrando a septiembre empiezo a pensar que la etapa negra ya pasó, es más bien porque tirito menos mientras camino por la calle, porque yo soy de esas que tiritan con dientes incluidos, como los monitos animados.
En septiembre aparecen esas canciones que escuchamos más de 4 veces seguidas, aparecen los olores a aromo amore y aunque suene cebolla aparece esa sensación de que todo va a estar bien, por lo menos a mi me pasa eso y no solo porque este de cumple el 11 del mes y porque aparte de las bromas del golpe y de las torres, me hace sentir especial algo más personal, algo que tengo desde chica con los brotes de flores y las sorpresas de cumpleaños, las velas de número y mi familia en el 18.  
Creo que el sol de la tarde que hace que mi pelo se vea colorín (eso me gusta mucho) y las cervezas con amigos a las 7,  me hacen sentirme en paz. Ahí es cuando me doy cuenta que no pido mucho para ser feliz y es este mes el que me dará la razón. Quizás septiembre también  busca lo sencillo y tambien se olvida de que hay cosas tan graves que no son graves. Y sí, si grito y me encanta pensar que tengo premoniciones y creer que soy media bruja.... pero la verdad es que hay cosas mucho peores.